La crisis económica destapó las actuaciones poco transparentes de los bancos. Las entidades financieras, en tiempos de crisis buscaron recapitalizarse anteponiendo su propio interés al de sus clientes, fue así como proliferaron los llamados «Productos Tóxicos bancarios». Estos productos poco transparentes y de alto riesgo pasaron a sustituir los productos bancarios de siempre (depósitos, préstamos hipotecarios, contratos de tarjetas de crédito), provocando que muchos de ellos los contrataran engañados, pensando que estaban contratando un producto seguro y convencional.
Sin embargo la realidad es que estaban contratando unos productos complejos que sobrepasaban por mucho los perfiles de conocimiento de los clientes. La comercialización de este tipo de productos se hizo en masa, sobre todo a clientes con perfiles conservadores y ahorradores lo que llevó a muchos a perder todos sus ahorros y a demandar a las entidades, sacando a la luz el peligroso juego de éstas durante la época de crisis.
De entre los productos tóxicos comercializados cabe destacar unos pocos, por ser los de mayor incidencia:
Preferentes
Fueron valores emitidos por las entidades que no conferían derecho a voto ni a participación real en la sociedad. No tienen plazo de vencimiento y su rentabilidad está vinculada a la obtención de beneficios. Es un producto financiero de alto riesgo que ha producido enormes pérdidas entre los clientes a los que se les colocaron.
Deuda Subordinada
Títulos valores de renta fija con rendimiento explícito, que ofrecen mayor rendimiento que otros activos de deuda, pero esta mayor rentabilidad se ofrece a cambio de perder capacidad de cobro en caso de extinción y posterior liquidación de la sociedad.
Bonos y obligaciones convertibles
Un producto a caballo entre la renta fija y la renta variable, por lo que se considera un producto híbrido. Funciona como un producto de renta fija durante un tiempo, por lo que nos ofrece un interés garantizado. Recibiremos durante ese tiempo unos cupones con un interés atractivo y una fecha de vencimiento que pondremos nosotros, al vencimiento se convertirán en renta variable de la empresa emisora, por lo que pasaremos de bonistas a accionistas.
Depósitos estructurados
Dos productos en uno: un depósito clásico a renta fija que suele ser de menor plazo y otro de renta variable, que suele tener un plazo mayor, vinculado a un activo «subyacente». Este «activo subyacente» puede ser una cartera de inversión, la cotización de una acción específica, una cesta de acciones o un índice bursátil.
Swaps
Producto complejo pensando, incialmente, para empresas y autónomos, por el que las empresas y las entidades firman un acuerdo en el que los créditos van a estar referenciados a un tipo de interés fijo durante un plazo de tiempo establecido. El clientes se asegura de estar a salvo de las subidas del Euríbor y el banco abona la diferencia, el problema viene cuando el índice baja (algo que los bancos ya sabían que iba a suceder) y es el cliente quien tiene que abonar la diferencia.
Cláusulas suelo
La cláusula suelo es una limitación al tipo de interés, de esta forma cuando el Euríbor comenzó a bajar alcanzando límites históricos los usuarios no pudieron beneficiarse ya que la entidad había impuesto un suelo de entre el 3 y el 4% a sus hipotecas. De esta formas muchas familias han estado pagando de más desde el inicio de la crisis. En algunos casos, se llega a pagar entre 100 y 200 euros de más cada mes.
Todos estos productos tóxicos han sido llevados ante la justicia, en la mayoría de ellos el Tribunal Supremo ha dictado sentencia a favor de los clientes y contra las entidades que se han aprovechado de los clientes con afán recaudatorio.